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Contemplando te conoces
Contemplando te conoces, conociéndote te amas, amándote amas a tu prójimo.
Existen varias formas para conocerte a tí mismo,una buena lectura, el diálogo, la expresión por medio de las artes, pero un solo camino, el de ir a tu interior. Y la forma más facil de ir a tu interior es el SILENCIO, ese momento en el que estás en contemplación, observando afuera, pero escuchando adentro, tu respiración, tus latidos, observando tus pensamientos.
¿Y para qué? para amarte, porque no se ama lo que no se conoce y no se puede amar al otro si no te amas a tí mismo. Hoy en el mundo no sólo experimentamos cambios, somos testigos del enojo de muchas personas, de la indiferencia y el rechazo, del miedo y la separación. Pero también de la valentía, el coraje, la unión y el trabajo en equipo, el sostén y la empatía, somos testigos DEL AMOR.
Puedes ver afuera la dualidad, porque está en tu interior, forma parte de todo ser humano, tienes un cuerpo y con sus sentidos percibes, experimentas, guardas y liberas emociones y mientras cuentes con él formarán parte de tí la sombra y la luz. Sólo que a veces es más fácil que lo veas afuera, porque adentro seguro no te gusta, tal vez prefieras no reconocerlo. Hace poco escuchaba una charla de Pablos d’Ors en la que explicaba, y me hizo eco, que estar en contemplación es como tener un espejo enfrente en el que ves tu ser, y antes de entenderte te levantas y te vas porque lo que ves no te gusta, pero si lo sigues practicando, si sigues intentando conocerte, llegará el día en que aceptes eso que está allí y descubrirás que el espejo es como una ventana que te muestra que tu identidad es toda una baraja por conocer y te darás cuenta que hay todo un mundo por disfrutar.
Sí, tal vez encuentres heridas, es normal, seguro que has experimentado situaciones que no te gustan, pero tener una herida no quiere decir que vivas con ella abierta, la invitación es a que las cierres, y para llegar a eso, necesitas conocerte. El silencio es la respuesta, la contemplación te lleva a eso. No le des vuelta a la página sin leer lo escrito, la invitación es a aceptar eso que ahí está escrito, que es parte de tu historia. Tambien se que puedes estar pensando que lo que tienes es el momento presente y sí, es lo que estás viviendo, pero lo que ha sucedido en tu vida también forma arte de tu ser y no es sino hasta que lo integras que verdaderamente has dado lectura al libro de tu vida, para seguir escribiendo la páginas futuras.
Así amándote podrás amar al otro, quien sea, con la forma que tenga y haga lo que haga. Podrás darle valor a tu vida no para quedarte en percepciones, sino para adentrarte y ENCONTRARTE realmente con tu hermano. Silénciate, prueba la quietud, hazlo cada día, por 5 minutos. Conócete hasta que llegue el día en que puedas hacer esta práctica no sólo 5 minutos sino 24 horas, no en el silencio sino también en el ruido. Vivir el silencio en le diálogo para que tu palabra sea escuchada por el otro, para que su palabra entre en tu corazón. Que puedas observarte en el momento para aceptarlo y vivir, para dar y recibir, PARA VIVIR.