La Vereda

¿Por qué no vuelves Cortázar?

Por Adriana Vargas
Periodista en La Vereda: Arte, Sociedad y Ocio.

Siempre se lo he dicho a los argentinistas. Ese país, esa cultura, vive en la eterna nostalgia, nos lo cuentan así los tangos, la literatura de Onetti, Borges y desde luego de Julio Cortázar.

Es el genio que inspiró a novelistas posteriores, que sigue inspirando a muchos poetas, lectores, músicos, que nos entregó una obra literaria como pocas han escudriñado en la condición humana. En Rayuela, nos mostró como Oliveira podía volar en el amor, pero también cómo podía caer en los más hondo de un abismo emocional.

El mundo lo recuerda hoy y siempre. El pasado 13 de febrero, cumpliría años. Con los Cronopios y Famas, nos hizo llorar. Con el Manual de Instrucciones, nos hizo ver la terrible costumbre de vivir en la rutina. Con muchos otros textos, Cortázar le enseñó al mundo su exquisito gusto musical, gusto por el jazz especialmente.

Creo que como pocos autores, se conecta con esos pequeños hilos de emociones que todas las personas traemos a flor de piel, pero que por miedo o respeto nos negamos a mostrar. Su obra, un poco llena de fantasía y un mucho de verdad, merece ser recordada hoy y siempre.

Si googleas a Cortázar, te encontrarás con un mundo de recuerdos, la gente parece añorarlo todo el tiempo, sufrir y llorar porque un día se fue. La gente parece llamarlo en las paredes, en las imágenes de Internet, en la poesía de las calles en Buenos Aires.

La gente está justa de genios, de seres humanos como él, que nos recuerdan por qué vale la pena soñar, intentarlo, caer, sufrir, levantarse o ya de plano lamentarse; por todo y nada a la vez.

Basten estas frases para recordar…

“Creo que todos tenemos un poco de esa bella locura que nos mantiene andando cuando todo alrededor es tan insanamente cuerdo”.

“Todo lo que de vos quisiera es tan poco en el fondo porque en el fondo es todo”.

“Sólo viviendo absurdamente se podría romper alguna vez este absurdo infinito”

“Lo verdaderamente nuevo da miedo o maravilla”.

“El absurdo es que salgas por la mañana a la puerta y encuentres la botella de leche en el umbral y te quedes tan tranquilo porque ayer te pasó lo mismo y mañana te volverá a pasar”.