Mamá de niñas

Por: Ale Aguilar

Éste va dedicado a todas las mamás de niñas mujeres, porque junto a ellas somos las reinas y las brujas, porque con ellas tejemos el clan femenino, que apoya, da vida, sostiene y contiene.

¿Cuántos escenarios imaginaste al cargar a tu pequeña en brazos?

“Si Dios me concede un regalo, voy a ser mamá de gemelas” decía. Niñas, te comparto que quería ser mamá de niñas. Y aquí estamos las 3, con el regalo concedido. Me fue imposible no formular escenarios futuros cuando las cargaba bebitas las primeras veces. Y aunque uno trata de no tener expectativas, si eres mamá seguro las tienes ¿o no?. La verdad no me empecino en que se cumplan pero te comparto que he disfrutado mucho que la vida contribuya a hacer tangibles esos sueños. Tener hijas mujeres a las mamás nos permite espejearnos, compartir gustos, charlas y complicidades (como seguro lo hicimos todas con nuestra madre, y ellas a su vez con la suya) que nos unen como género.

A siete años de la llegada de mis niñas gemelas, tuve la semana pasada la oportunidad de estar en un viaje en el que la mayor parte del tiempo estuve sola con ellas, eso me permitió vivirlas en una etapa en la que ya no hay pañales, biberones, ni tengo que correr tras ellas por temor a que se caigan; ahora fue estar con ellas, caminar a su lado, sentarnos juntas. Hoy disfruto sus ocurrencias, la adquisición de su cada vez más marcada independencia, risas, llantos, un cafecito y hasta las compras, el arreglo personal y los juegos que por supuesto siguen presentes, pues aunque son “grandes” siguen siendo niñas.

Quienes somos mamás de niñas comprendemos a las reinas de los cuentos, pero también a las brujas en ellos, pues nos hemos convertido en las 2. Somos luz y sombra. Las hijas nos reflejan nuestro lado oscuro, podemos ver en ellas eso que no nos gusta de nosotras, pues lo aprendieron y lo actúan, y con ello se vuelven nuestras maestras. Podemos también vivir el más grande amor cada vez que lo vemos reflejado en sus ojos al vernos o al compartirlo a los demás, derretirnos al escucharlas decir que de grandes quieren ser tan lindas como lo somos con ellas. Vivir toda la ternura que guardan en su ser y enorgullecernos con cada logro cumplido. Nos une el género y comprendemos su llanto y nos alegra su felicidad. Somos parte de todas esas experiencias que van enriqueciendo al clan femenino que desde las abuelas nos cobija y nos fortalece.

Ser mamá de niñas también es una responsabilidad. Ésta que en este tejido social nos lleva a enseñarles primero el amor por ellas mismas, que las llevará al respeto propio, para así poder darlo hacia los demás. Saber que tienen el poder de cambiar sus circunstancias si no hay paz en ellas. Enseñarles que pueden lograr sus sueños, solas si así lo deciden, pero que vivir acompañadas es muy enriquecedor. Transmitir con el ejemplo que el AMOR forma parte de nuestro día a día. Que siempre habrá quien necesite de nuestro apoyo, pero que al necesitarlo también ellas se podrán apoyar. Que las mujeres podemos ser “multitareas”, pero que se vale rendirse, sentirse vulnerables y que siempre podremos salir adelante.

Ser mamá de niñas es toda una experiencia. Para mí, un sueño cumplido. Hoy te digo que voy contigo en este sueño mamá de niña, acompañémonos siendo reinas y brujas. Vivamos juntas la unión que el género nos brinda.