InCrescendo

VIVIAN MAIER; UNA VIDA EN BLANCO Y NEGRO
Por: Prometeo Murillo

“Podrías pasar la vida entera buscando una flor perfecta, y aun así no sería una vida desperdiciada”
Katsumoto; El último samurai (2003)

RETRATO DE UNA MUJER CON SOMBRERO

La revista LIFE se hizo célebre durante los últimos dos tercios del siglo pasado por mostrar el mundo a través de la sobresaliente visión de sus fotoperiodistas. Su trabajo, casi todo en blanco y negro, lograba conmover e inspirar a sus lectores en todo el mundo. Fundó toda una era en que los medios impresos pudieron establecer el concepto periodístico-artístico de la fotografía.

Su manifiesto interno se dio a conocer a través de la película The Secret Life of Walter Mitty (La vida secreta de Walter Mitty; USA, 2013) como una segunda adaptación cinematográfica del cuento. Fue dirigida y protagonizada por popular actor cómico estadounidense Ben Stiller; y textualmente aconseja:

“Ve el mundo, los peligros que vendrán, lo que hay tras de los muros… acercarnos más, para encontrarse el uno al otro y sentir. Ese es el propósito de la vida.”
No podía ser más inspirador y acertado, hasta la aparición del trabajo de la anónima Vivian Maier.

Vivian Maier nunca vivió bajo los preceptos que estimularon el trabajo de la revista LIFE, pero tranquilamente pudo haber sido fotógrafa titular de la afamada e influyente publicación, pero misteriosamente Vivan corrió con otra suerte, la de ser algo equivalente a un Van Gogh posmoderno de la fotografía. Maier murió a la edad de 83 sin nunca ver una fotografía suya expuesta o publicada.

La secreta vida de Vivian Maier queda descubierta a través del documental Finding Vivian Maier (John Maloof, Charlie Siskel; USA, 2015), filme que fue nominado a Mejor Documental de su año en todos los festivales reconocidos en los Estados Unidos, incluyendo los Oscar Awards y los BAFTA, así como ser pieza selecta de las muestras de los festivales de Palms Spring, Berlín, Río de Janeiro, Miami, Toronto y la DOC NY Fest, entre otros.

Hoy en día, Vivian Maier es el vibrante descubrimiento de una lente superdotada. Capaz de captar el mundo con un exquisito lenguaje descriptivo que narra la vida cotidiana de los habitantes de New York y Chicago, las ciudades de las que difícilmente Maier salió en cuarenta años, durante los que se dedicó al discreto oficio de ser nana de niños del medio urbano y fotógrafa aficionada, la que apenas se le ha logrado conocer a través de sus obsesivos autorretratos en los que aparece con su insaboro y misterioroso semblante, de una un mujer con sombrero que sostiene para sí misma una exótica cámara réflex de 35 mm.

UNA VIDA EN BLANCO Y NEGRO

Vivian Maier (1 de febrero de 1926 – 21 de abril de 2009) nació en la ciudad de Nueva York, pero fue en Francia donde pasó la mayor parte de su vida temprana. Regresó a los Estados Unidos en 1951, donde comenzó a trabajar como niñera. En sus paseos con los niños y en su tiempo libre personal, Maier se sumergió profundamente en el arte de la fotografía, pasatiempo bastante caro para su ingreso personal, por lo que nunca llegó a imprimir, o siquiera revelar su extenso y consistente -al grado de obsesivo- registro fotográfico.

A lo largo de cinco décadas cumuló carca de 100,000 negativos, la mayoría de ellos tomados en Chicago y en Nueva York, ciudades en las que Maier vagabundeaba buscando qué fotografiar, sin imaginar quizá que estaba creando una de las más fascinantes colecciones sobre el cotidiano vivir americano.

Captando lo agrio y dulce de la vida, la fotografía de Vivan no ha sido revelada del todo, aunque actualmente ha llegado a compararse con los célebres fotógrafos profesionales Berenice Abbott y Weegee, debido a su espontaneidad, frescura y narrativa. En mi modesta opinión, creo que pudo tener alguna influencia de Brassai, de quien pudo quizá conocer publicaciones ya que tuvieron años de de coincidencia en París,

Fotógrafo autodidacta, Maier prefería una cámara réflex de doble lente (Rolleiflex de 35 mm). Hacia 1930 abandonadas por el padre, la joven Vivian y madre convivieron una temporada con Jeanne J. Bertrand; una pionera de la fotografía surrealista, y de quien es posible naciera su interés y su vocación. Bertrand es la única posible influencia registrada.

Lo que hasta hoy se conoce de su trabajo, refleja una poderosa capacidad de acercamiento a la gente, a la cual fotografió con gracia y naturalidad únicas; así como una obsesiva exploración del autorretrato a través del reflejo casual, en las vidrieras comerciales y en cualquier superficie reflejante que cumpliera con su propósito; captando momentos inmortales pero anónimos hasta el nuevo siglo.

EL ARCHIVO MAIER

En 2007, John Maloof, un coleccionista de antigüedades e historiador aficionado buscaba información para su proyecto personal sobre la historia de Chicago, por lo que compraba fotografías antiguas en las subastas de almacenes y guardamuebles de quienes habían dejado de pagar sus cuotas de renta. Ahí, por cerca de 380 dlls -cuenta la leyenda- se hizo de su primera caja con cientos de negativos del archivo personal de Vivian Maier.

Luego de revisarlo y desecharlo para su investigación, decidió revelar una parte y revender el resto por Internet. Fue entonces que el célebre Allan Sekula, crítico e historiador de fotografía le contactó para evitar que siguiera dispersando aquel prodigioso material, concientizando al novato del nivel de su descubrimiento, el cual había rescatado prácticamente de la basura, según lo narra el propio Maloof.

Maier era una acumuladora nata, rasgo natural de su obsesiva conducta, por lo que gracias a los ahora adultos Gensburgs, aquellos niños a los que Vivian había cuidado durante diecisiete años, Maloof pudo recuperar las pertenencias de su difunta nana, su correspondencia, recortes de periódico y carretes fotográficos en color, miles de ellos todavía sin revelar, con material de sus últimas décadas, debidamente ordenados y registrados en fichas, con la fecha y localización escritas en francés.

Paradójicamente, Maloof ubicó a Maier a través de un obituario publicado en Internet, en que se informaba que la ex nani había fallecido dos días antes de la búsqueda, a los 83, con síntomas consecuentes de una caída que había sufrido en el hielo del invierno posterior.

TODAS SON PERFECTAS

Maier estaba obsesionada con tomar fotos perfectas, y no parecía sentir que su vida se desperdiciaba por dedicarse a ello. Invertía lo que ganaba en hacerse de rollos que nunca reveló, como si en una actitud de arquero zen, considerara el acto del tiro más importante que dar en el blanco.

Hoy, las fotografías de la nani se distribuyen a nivel mundial a través de exposiciones, libros, revistas y documentales. Nadie pone en duda la originalidad y valor del archivo Maier. Vivian se dedicó a su apasionada documentación del mundo a través de películas, grabaciones y colecciones hechas en casa, con las que logró armar una de las ventanas más fascinantes que asoman a la vida estadounidense en la segunda mitad del siglo XX.