La vulnerabilidad

Por: Adriana Vargas

En situaciones especiales, como la inundación que sufrió una buena parte de nuestra ciudad, queda claro que todos podemos vivir momentos peligro y de zozobra,  no importa nuestra edad, clase social, domicilio laboral o particular; porque todos donde sea que estuviéramos lo único que queríamos era regresar a salvo a casa.

Un episodio extraordinario como el que se vivió el pasado 28 de septiembre, o los que ya suman en esta temporada  de lluvias, saca lo mejor y lo peor de la sociedad. Así como vimos personas ayudando a otras, dándoles ride a sus viviendas, madres y padres de familia apoyándose para recoger a los hijos de la escuela; también vimos a dueños de negocios que sólo se preocuparon por sus propiedades sin importarles lo que ocurriera a unos cuantos metros.

Los fenómenos naturales no van a esperar a que seamos una sociedad unida y consciente para darnos una lección. El pasado viernes  cayeron en unas cuantas horas 55 milímetros en promedio de agua, que dejaron al descubierto la mala planeación urbana que desde tiempo atrás ha padecido la ciudad.

Desde días previos se supo de empresas del ramo de las comunicaciones y transportes, que hicieron agujeros para provocar desagüe de sus terrenos afectando a las colonias aledañas; el día de la copiosa lluvia vimos cómo negocios cercanos al Nudo Mixteco se aseguraron de bloquear el paso de vehículos cercanos a la zona, ocasionando un caos vehicular por todo el sector.

Pero quizás una de las peores imágenes que ha quedado grabada en nuestra memoria, es la de automovilistas conduciendo a una velocidad inadecuada, que dañaba a peatones, a hogares y los a autos estacionados. Esa falta de conciencia fue objeto de un rechazo unánime.

El domingo amanecimos con la noticia de que las pérdidas para el comercio se estiman en más de 20 millones de pesos, que tendrá que pasar tiempo para que las autoridades terminen las labores de desagüe y reparen los miles de metros cuadrados de pavimento dañado. Y es que en una situación como ésta, no hay dinero ni recursos humanos que alcancen. La ciudad demanda con urgencia de fondos estatales y federales para la contingencia; pues es mucho lo que los laguneros aportamos en impuestos al estado y al país.

Aunque salió el sol, la lluvia regresará. Vendrá ahora la necesidad de atender la salud, ya que la humedad provoca bacterias, proliferación de mosquitos y más. Pero lo que tendrá que aparecer en cada rincón es la toma de conciencia de los ciudadanos, que sepamos que en nuestro andar tirar la basura en lugares inadecuados, no contribuir a la disminución del Cambio Climático, no respetar al peatón; tendrá consecuencias cada vez más duras de soportar.

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Adriana Vargas

Periodista en La Vereda: Arte, Sociedad y Ocio.