FILMANÍA

LA BUENA ESPOSA: DETRÁS DE UN GRAN HOMBRE

Por Héctor Becerra Delgado

1992. Joe Castleman (Jonathan Pryce) y su esposa Joan (Glenn Close) reciben una llamada desde Suecia: él ha ganado el Premio Nobel de Literatura y deberá acudir a Estocolmo para recibirlo. Tras celebrar la noticia entre amigos y colaboradores, Joe, su esposa y su hijo David (Max Irons) vuelan hacia la capital sueca. En el jet los aborda Nathaniel Bone (Christian Slater), quien espera que la familia lo autorice para escribir la biografía del reconocido autor, propuesta que es rechazada por los Castleman. En Estocolmo, son recibidos con grandes atenciones y amplia cobertura de prensa. Algo inquieta a Joan, quien se siente cada vez más incómoda a medida que se acerca la premiación.

EL ESCRITOR DEBE ESCRIBIR

Las relaciones de pareja tienden a ser complicadas, más cuando se involucran áreas profesionales, artísticas o de cualquier otra índole. En 2003, la norteamericana Meg Wolitzer abordó el tema en su novela The Wife. Con una trama ubicada en el mundo de la literatura, Wolitzer exploró aspectos de la pareja, la familia, el trabajo y el reconocimiento profesional. En 2014 se anunció la adaptación fílmica del libro, con Glenn Close en el papel central. Tras varios retrasos, en 2017 se presentó La buena esposa (The Wife) en el Festival Internacional de Cine de Toronto, donde recibió comentarios muy favorables. En agosto de 2018 comenzó a exhibirse en Estados Unidos y el resto del mundo.

EL ESCRITOR DEBE SER LEÍDO

Con libreto de la norteamericana Jane Anderson y dirección del sueco Bjorn Runge, La buena esposa es una cinta dramática que explora diversos temas y lo hace al detalle y con equilibrio. Primero, ofrece una observación muy aguda de las relaciones de pareja. Los Castleman, hoy a punto de ser abuelos, iniciaron un romance cuando él era su profesor y ella lo admiraba profundamente. Veremos cómo el escritor parece ser muy atento y agradecido con su esposa, aunque su narcisismo surge con frecuencia y Joan queda reducida a sostener el abrigo y bufanda de su famoso cónyuge. Glenn Close, con su actuación implosiva, nos anuncia desde las primeras escenas que hay algo más.

EL SONIDO DE UN LIBRO QUE NUNCA HA SIDO ABIERTO

En segundo lugar, La buena esposa explora el tema del talento, en este caso, literario. Ser escritor es un oficio demandante que exige sacrificios, autoconocimiento y fuerza de voluntad. Nada más alejado de la realidad que la idea de crear solamente cuando llegan las musas de la inspiración: el escritor, como cualquier artista, debe dedicar horas diarias al esfuerzo de crear su obra, de expresar lo que siente y usar la palabra de manera adecuada. ¿Qué pasa cuando el conocimiento no basta para generar arte? ¿Debemos sentir celos del talento de terceros? Tercer punto: el mundo es sexista y las escritoras tienden a ser discriminadas por los editores, generalmente varones. Lamentable.

EPÍLOGO

Sin revelar los giros de la trama, La buena esposa tiene suficientes elementos para generar nuestra reflexión, aunque para ello emplea algunos recursos que rayan en el melodrama. Glenn Close y Jonathan Pryce nos ofrecen actuaciones de primer nivel y transmiten las contradicciones de la pareja, la familia, los artistas y la sociedad en que se desenvuelven. Roles de género, características de personalidad, el peso de los secretos familiares y otros aspectos son abordados con aplomo por el director y su elenco. La buena esposa nos confronta con personajes muy humanos, con sus certezas y dudas, sacrificios y concesiones. La película se recomienda para reflexionarla en varios niveles.