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EL MIEDO A SENTIR
Desde nuestra concepción conectamos con un mundo físico y comenzamos a tener una experiencia a través de un cuerpo. Ese cuerpo se va desarrollando con todos los sistemas necesarios para su funcionamiento, y desde que estamos en el vientre de mamá comenzamos a sentir, y lo primero que sentimos es lo que siente nuestra madre, porque a través de ella recibimos todos los estímulos que se van grabando en nuestra memoria celular. Entonces llega el momento del nacimiento y el parto no es precisamente una experiencia agradable, es nuestra primera separación. En el transcurso de nuestra vida vamos acumulando experiencias que nuestro cerebro registra según como se sienten: con una sensación de placer o con una sensación de dolor, y generalmente nos programamos para evitar huir y evitar el dolor como instinto de supervivencia y buscamos también experiencias agradables o conectadas con el placer. Nuestras células registran todas las sensaciones, gracias a los 5 sentidos: vista, olfato, gusto, tacto y oído, que codifica todo lo que sucede en el medio ambiente y lo traduce como agradable o desagradable, todo el tiempo estamos sintiendo, pero a veces no somos conscientes de lo que sentimos. Cada experiencia que tenemos la registramos en nuestra memoria gracias a las emociones, que tienen también la función de supervivencia. Las emociones se expresan en nuestra biología, como una forma de comunicación entre nuestra mente y nuestro cuerpo.
Ahora bien, si las experiencias que vamos teniendo son muy dolorosas, con un fuerte impacto emocional y que superan nuestro nivel de tolerancia, la mente puede solucionar aislándose de las emociones, es decir, dejar de sentir conscientemente y quedarse únicamente en los pensamientos, de manera que así se pueda transitar y sobrevivir el día a día aparentemente sin “sentir”. El miedo es un recurso del cuerpo para “separarnos” de aquello que es peligroso, y si no entrenamos nuestra parte emocional podemos asociar las emociones y sensaciones como algo peligroso, entonces elegimos no sentir creyendo que así pasaremos más fácil una situación difícil. La realidad es que únicamente vamos a adormecer esa parte emocional que es nuestra parte humana, y se acumulará el bloqueo hasta que nuestro cuerpo saque toda esa energía a través de un síntoma o de una alteración de conducta.
La diferencia entre “sobrevivir” y “vivir” es la conciencia. Para disfrutar plenamente nuestra vida es importante darnos la oportunidad de sentir cada emoción, cada sensación, escuchando a nuestro cuerpo y lo que a cada momento nos está comunicando. Sentir lo que siento me habla de los pensamientos que tengo de cada situación, de todas las creencias que tengo programadas en la mente y que utilizo para interpretar la realidad. El bienestar implica desarrollar nuestra inteligencia emocional, nuestra parte emocional es una herramienta muy poderosa de autoconocimiento y de autotransformación.
Liz Kanno
Especialista en Bien Estar Emocional