VACACIONES

¿Qué sientes cuándo dices, escuchas o lees la palabra VACACIONES? pero y ¿Cómo las vives?

Yo vivo muchas emociones juntas, desde la alegría que lleva la expectativa de lo que viviré hasta el estrés que me provoca organizarlo todo: itinerarios, maletas, qué llevaremos para entretener a nuestras niñas (de seis años ahora), dejar preparadas muchas cosas en la ausencia en casa y en el trabajo y luego todo lo que ya implica vivirlas.

De niña era el tiempo esperado para hacer cosas que por la escuela no podíamos. Levantarnos tarde tal vez (aunque la verdad siempre he sido muy madrugadora), jugar por largos periodos con los primos o vecinos, patinar, andar en bici, jugar videojuegos, escondidas, y mas juegos al aire libre o tal vez ir algún curso, desvelarnos… y es que aunque amemos lo que hacemos, romper la rutina siempre nos trae un buen sabor de boca; Además, recuerdo que para mí el verano significaba también cerrar un ciclo y CRECER, pues al término del mismo pasaría a otro grado escolar, y con cada inicio de año en la escuela venían nuevas ideas, nuevos retos y en ocasiones nuevos amigos. Y cómo no recordar los viajes en familia, esos a los que nuestros papás nos llevaban, tomar carretera para llegar al destino deseado, o tal vez volar en un avión. Y si el destino era la playa, las caminatas por el mar, la recolección de conchas y caracoles, subir a un bote para pasear. Montar caballos, probar nuevos sabores, ir a museos, o a concoer animales en zoológicos o parques, subir a juegos mecánicos gigantes y nuevos y en fin, todo lo que nuestros papás tuvieran planeado para gozar más, lo que ya de por sí era una aventura.

En la adolescencia encontramos en este tiempo-espacio la oportunidad de encontrar nuestra esencia, esa que se quedará en la vida adulta, además de las fiestas, salir con amigos, ir al cine, de compras, viajes que con ellos también son inolvidables, conocer otras formas de pensar, de organizar, de divertirse…

Luego vienen las vacaciones de adulto, en las que ahora todo depende de cómo tú lo organices, o no -y debo confesar que amo a las personas que no organizan nada y TODO les sale bien-. Cualquier manera en que decidamos romper la rutina es la apropiada para encontrarnos, para reflexionar cómo estamos viviendo, para saber si deseamos retomar el camino que venimos recorriendo o si queremos movernos a otra dirección. Es una oportunidad, o muchas, para relajarnos, para divertirnos de otra forma, en nuestra ciudad o en una distinta; en las vacaciones podemos descansar, por el simple hecho de realizar atividades diferentes, conocer otras ciudades, ver salir el sol de forma distinta, visitar plazas, oler otros aromas, dejarnos cautivar por sabores y si somos papás estar a cargo de los que luego serán los recuerdos de nuestros hijos.

Las Vacaciones, como muchos otros conceptos, son más que una sola palabra. Son una oportunidad, un descubrimiento, un descanso, muchas sonrisas, emociones que incluso pueden ser encontradas, sabores, olores, y experiencias que se quedan marcadas para siempre en nuestra vida, las vivamos donde las vivamos.

Y aún amando lo que hacemos cada día, ¡Que vivan las vacaciones!