-
Entradas recientes
Comentarios recientes
Archivos
- agosto 2023
- julio 2023
- junio 2023
- mayo 2023
- abril 2023
- marzo 2023
- febrero 2023
- enero 2023
- diciembre 2022
- noviembre 2022
- octubre 2022
- septiembre 2022
- agosto 2022
- julio 2022
- junio 2022
- mayo 2022
- abril 2022
- febrero 2022
- enero 2022
- diciembre 2021
- noviembre 2021
- octubre 2021
- septiembre 2021
- agosto 2021
- julio 2021
- junio 2021
- mayo 2021
- abril 2021
- marzo 2021
- febrero 2021
- enero 2021
- diciembre 2020
- noviembre 2020
- octubre 2020
- septiembre 2020
- agosto 2020
- julio 2020
- junio 2020
- mayo 2020
- abril 2020
- marzo 2020
- febrero 2020
- enero 2020
- diciembre 2019
- noviembre 2019
- octubre 2019
- septiembre 2019
- agosto 2019
- julio 2019
- junio 2019
- mayo 2019
- abril 2019
- marzo 2019
- febrero 2019
- enero 2019
- diciembre 2018
- noviembre 2018
- octubre 2018
- septiembre 2018
- agosto 2018
- julio 2018
- junio 2018
- mayo 2018
- abril 2018
- marzo 2018
- febrero 2018
Categorías
Meta
Encuentro reflexivo
Carretera 45
Por: Adriana Vargas
La mejor manera de desintoxicarse es viajar. Ya está a la vuelta la temporada de vacaciones de verano, para los afortunados que podrán cambiar de escenario en las próximas semanas (aunque sea a pocos kilómetros de distancia), les comparto la siguiente reflexión:
La carretera 45 siempre me trae recuerdos de viajes anteriores por Durango, Zacatecas, Aguascalientes, Guanajuato, Jalisco, etc.
Las personas solemos olvidar el significado de los números y de los símbolos en nuestras vidas. Pero por fortuna nuestras rutinas suelen darnos un tiempo libre y es cuando esos recuerdos vuelven a nuestra vida, pasan por nuestro presente campantes y seguros para demostrarnos nuestra poca capacidad de asombro y nuestra fuerte tendencia al olvido.
Los viajes, por cortos que sean, dan tiempo para pensar. Le damos permiso al recuerdo, a la imaginación, el descanso pone a trabajar otras áreas de nuestro cerebro, nos permite sentir diferente, saborear distinto, dormir de otra forma y abrir los sentidos a nuevos colores, nuevas formas, aunque sean siempre similares a las de todos los días.
Cuando regreso de un viaje, siempre suelo pasar por una especie de temor. Que la vuelta a la rutina me abrume de nuevo, me otorgue otra vez el gris del asfalto, el tedio de la oficina, el espacio tan diminuto y sin personalidad que tenemos para comer, las sonrisas a medias que muchas personas sin culpa alguna nos otorgan. Porque claro, siempre tendrán algo mejor en que pensar.
Uno siempre añora la complicidad de compartir con un ser querido el desayuno, observar las plantas del hogar mientras tomamos café. Por la tarde compartir con alguien la comida. Las oficinas no dan tiempo de esto, las relaciones secundarias e institucionales nos han robado nuestro tiempo más íntimo. Nuestros placeres.
Por ahora pienso recordar más la carretera 45, me da la impresión de que es bastante llana, de pocas curvas, de pocos cambios. Pero eso sólo en algunos estados que cruza por todo el centro y norte de México. Sin embargo su amplitud me hace sentir acompañada, me devuelve a la seguridad del hogar y me promete muchos destinos.
Es cierto que nunca estamos conforme con lo que nos ocurre. Porque muchos preferirán recorrer otras carreteras, tomar un crucero, un transatlántico. Pero al menos a mí, la carretera 45 me habla de la proximidad terrenal. De que algo tenemos que ver las personas de uno y otro estado. Y que muchas veces sólo es cuestión de recorrer unos kilómetros para que el paisaje se transforme.
Conviene viajar más a menudo no sólo por las carreteras o por la altura. Conviene viajar entre semana por los libros, por una nueva película, saliendo a tomar café. Porque el gris de las oficinas nunca desaparecerá.
Léeme también en:
www.lavereda.com.mx
RevistaLaVereda
@adrivflores
@vereda_revista