Que Dios reparta suerte…¡Hoy va por Mamá!

Por: Ale Aguilar

Por este amor infinito. Y si, aunque creo que debería festejarse cada día, no puedo negar que vibro en sentimiento con las mamás, que bajo cualquier circunstancia están ahí para brindar, desde su plataforma, todo para sus hijos. Las que han decidido quedarse en casa para estar al cuidado de ellos, y las mujeres que no han tenido elección y al salir a trabajar dejan a sus hijos al cuidado de otras mujeres, o de las abuelas, (doblemente madres), me uno a quienes podemos otorgarnos la oportunidad de desarrollarnos en temas que nos apasionan profesionalmente, con todo lo que ello implica, y las mamás que van solas, que caminan kilómetros de un punto a otro y las que trabajan de noche. Las honro desde estas líneas a todas.

Pero hoy no me enfocaré en la poesía y maravilla de la matenidad. Tengo ganas de hablar de la cotidianeidad, esa que dejamos para pláticas en corto. Y es que ser mamá incluye esas mañanas de reniego cuando los hijos no quieren levantarse, no les gusta su ropa ni se quieren bañar, o los gritos de las niñas al desenredar su cabello, y las caras largas por que el peinado no les gustó a las princesas. No hablamos de lo mal que a algunas nos cae (admiro a las que no) que lleguen chorreados o sucios, aunque sí, en el fondo nos encanta que jueguen. No decimos que discutimos con ellos porque cuando empiezan a formarse un criterio defienden sus posturas y a veces no estamos de acuerdo. Y qué tal cuando cantan canciones que no sólo no nos agradan, sino que además las andamos tarareando todo el día gracias a ellos. Y qué me dicen de la época de los berrinches, (tal vez apenas la estás viviendo), todo bien y en cualquier momento y lugar y con mil personas ¡zaz! pataletas y gritos y nosotras por dentro respirando mil veces aunque en ocasiones queremos gritar o llorar junto con ellos. Los pañales sucios, o ellos frescos como una lechuga a mitad de la noche, las desveladas y las enfermedades, lo que nos duele sus caídas, o lo que dejamos de hacer por ir a una piñata o jugar con ellos o acompañarlos a sus actividades.

Ser mamá es de lo más lindo que nos puede pasar a las mujeres que decidimos vivirlo, aunque en ocasiones vaya acompañado de cosas que no sean muy agradables. Hagamos lo que creamos bueno y lo que nos sirva para disfrutar la maternidad, que si amamantamos o no, que si los castigos son buenos o malos, que si los alimentamos sanamente o los dejamos comer dulces, que cuál es la hora adecuada para dormir. A cada mamá le funcionarán cosas distintas porque nuestros contextos y vidas son distintas, no una novela; ser mamá es amar, llorar, volverse loca, regañar, gritar, reir y gozar y siempre AMAR.
Podemos ser “la reina y la bruja” pero somos su mamá y estoy segura que todo lo hacemos pensando y sintiendo que es lo mejor, lo hacemos llenas de amor. Hacemos para lo que nos da la situación, nuestras hormonas, conocimientos y manejo emocional e intelectual.
Llenémonos de esos momentos en que somos plenas a su lado porque esto sí pasa en un abrir y cerrar de ojos, cada etapa tiene sus maravillas, disfrutemos lo que nos está tocando vivir.
¡Y a disfrutar de la maternidad!