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MODO: LLUVIA
Por: Ale Aguilar
En un día de lluvia suelo ser feliz y, como acostumbro, el diálogo en mi cabeza me da para pensar muchas cosas.
Lo primero que gozo es el olor a tierra mojada y lo fresco que siento en mi cara el airecito acompañado de brisa. Luego pienso un montón de cosas, desde cómo vestiré ese día, hasta el tráfico de locos que seguro habrá. Porque en mi Torreón (una ciudad desértica) no estamos acostumbrados a las lluvias.
Si eres de la Laguna, seguro lo sabes, una lluvia puede trastornarnos el día, o no, eso dependerá de cómo elijamos vivir el momento que la vida nos trae. Y sobre esto mi reflexión del día de hoy en Modo-Lluvia.
¿A qué le damos fuerza? En nosotros está el poder de elegir: “todo es cuestión de actitud”. Los días nublados me parecen perfectos para “metaforizar”.
La vida es un montón de experiencias y al igual que los días soleados o lluviosos, la vida nos presenta su luz y su sombra y depende de nosotros sacar provecho o no.
Dicen que lo de afuera es un reflejo de nuestro interior. Para mí es cierto desde el momento en que somos nosotros quienes enfocamos el punto allá afuera.
Te has puesto a pensar… ¿qué es lo que ves afuera? ¿Los baches que dejarán las lluvias en el pavimento o cuánto han crecido los árboles gracias al agua que cae del cielo? O si vamos más hacia adentro ¿Quiénes te saludaron hoy o todas las personas que te ignoraron?
Detente un instante y revisa qué piensas acerca de lo que te pasa en el día, luego cómo te hace sentir lo que piensas, eso le dará o le restará color a tu vida.
¿A qué le das fuerza? ¿Qué enfocas?
Al final siempre será nuestra ventana la que nos dará la pauta para ver y cómo sentirnos con eso que vemos.
Y siempre tendremos algo qué agradecer. Haz ese ejercicio, en medio de tu tormenta, respira y encuentra algo que puedas agradecer, te sorprenderás de que, aún creyendo que estás inmerso en un huracán, habrá más de una cosa que puedas agradecer y a partir de eso podrás entonces enfocar hacia dónde quieres dirigir tu mirada y elegir cómo quieres sentirte.
…Y entonces preguntarte ¿A qué le doy fuerza?