RESPETO

Por: Ale Aguilar

Fundamental para vivir en paz. Desde que de niña aprendí la célebre frase de Don Benito Juárez “En los individuos como entre las naciones, el RESPETO AL DERECHO AJENO ES LA PAZ” he pensado que si todos viviéramos o actuáramos dichas palabras, nuestra realidad sería otra. Y sigo tratando de aplicarlo.

Como seres pensantes, solemos expresar nuestras ideas, juicios y creencias sobre cualquier tema que creemos nos incumbe, o cualquier tema que nos toca o mueve; es normal. Externar nuestras opiniones es parte de nosotros los humanos y poder vivir en un país y un momento de la historia donde se puede hacer con libertad es algo que valoro muy profundamente. Sin embargo reflexiono sobre la “tolerancia e intolerancia” ahora que una parte de la población contamos con internet y redes sociales y vamos plasmando en estos medios nuestra forma de pensar acerca de tal o cual situación, política, cultural, social, deportiva, espiritual… Y como somos libres para hablar y expresar lo que opinamos, incluso de la vida de los demás, en ocasiones ni siquiera nos detenemos a sentir o ponernos en los zapatos de quien estamos hablando.

Y vaya que es maravilloso poder opinar, pero opinar es muy distinto a querer imponer nuestras ideas sobre los demás. Una persona expresa su opinión sobre algún tema e inmediatamente habrá una contraparte. Los dos en su derecho. El punto a cuestionarme hoy es porqué deseamos que el otro opine como yo. ¿Qué nos hace creer que lo que nosotros pensamos es mejor que lo que piensa el otro? Y sobre todo, ¿qué nos lleva a tratar de convencer para que el otro cambie su opinión y la amolde a nuestro estilo de pensamiento?

Entonces leo y leo y leo conversaciones y hasta discusiones sobre puntos de vista encontrados tratando de hacer que la otra persona nos de la razón. No sería más sencillo si RESPETÁRAMOS las creencias ajenas. Y vuelvo al punto que en otras ocasiones he expresado, vemos afuera lo que tenemos adentro; es una proyección de todo lo que nos integra lo que nos lleva a formar un juicio de cada situación que vivimos, sentimos, vemos y experimentamos, porque esa opinión está formada por nuestros genes, condiciones de vida, educación, valores inculcados, valores tomados propiamente, contexto familiar y cultural. Nuestra opinión y forma de actuar está ligada a cómo estamos conformados. Somos únicos e irrepetibles, y aunque encontremos aliados en algunas corrientes, nos cuesta entender que en esa unicidad radica la libertad. Cada persona es libre de pensar, opinar y actuar según sus creencias.

Puede ser poca apertura mental, tal vez poca educación o hasta ignorancia, podemos hacernos la historia que deseemos, pero cada persona es como es. En esto del respeto también tendríamos que tener claro que al emitir públicamente la opinión acerca de algún tema, le estamos permitiendo la entrada a los demás a nuestro juego. Si lo hacemos público, esperemos respuestas; si no deseamos la opinión de los demás, entonces no lo hagamos público. Sé que hay una línea muy delgada, pero creo también que el mundo sería distinto si respetáramos que cada persona (incluso los hijos) tenemos un criterio propio, gustos en la forma de vestir o la moda que sigamos, la música que disfrutamos, los alimentos que nos gustan (incluyendo o excluyendo la proteína animal), si se hace o no ejercicio, si se es pro vida o no, con la religión que se profese, de derecha o izquierda, con estudios o sin ellos… Respeto, tolerancia, inclusión. NUESTRA FORMA DE PENSAR, DE SER Y ACTUAR no tiene porqué ser la mejor para los demás, nos debería bastar con que fuera la mejor para nosotros mismos y desde ahí vivir la vida felices con las decisiones tomadas y las consecuencias que ellas traen.

RESPETO al otro, mientras no dañe la integridad de una persona, es para mí FUNDAMENTAL para vivir en PAZ.