La Vereda – ¿Porqué dejamos de leer?

¿Por qué dejamos de leer?

Por Adriana Vargas

En días recientes me invitaron a dar una plática sobre la importancia de la lectura a niñas y niños de 5 y 6 de primaria. Eran alrededor de 14, en un ambiente con características de educación montessori. Hace mucho que no me asomaba a un espacio escolar, pero en éste, había varias repisas con libros, para empezar fue algo alentador.

La charla tuvo como pretexto la rifa de unos materiales infantiles que editorial Océano donó a Revista La Vereda, que dirijo desde el año 2015. Fue un público muy receptivo e interesado en el tema de la lectura.

Les platiqué que hace poco descubrí una encuesta que realizó el Senado de la República en 2016, a niños y jóvenes de 12 a 29 años de edad. En ella, se publicó que el promedio de libros leídos al año por el total de dicha población, por gusto y por necesidad, es de 5.3. Y en el caso específico de los jóvenes es de 6.2 libros.

Quiero añadir que en las zonas geográficas donde se realizó el estudio, el Distrito Federal es donde más se lee y que las principales razones por las que los niños y jóvenes leen son por placer y para informarse y estudiar.

Quizás por esto es comprensible que el nivel de lectura en jóvenes sea mayor que en la población general: de acuerdo con el último Módulo de Lectura del INEGI, publicado este año, en promedio los mexicanos leen 3.7 libros al año.

En la edad de educación primaria, secundaria y bachillerato, niños y jóvenes leen por encargo, por estudio, por recomendación de sus maestros. Y otro poquito lo hacen por entretenimiento.

La pregunta es ¿por qué disminuye este indicador en la edad adulta? Les pregunté a las niñas y niños y me comentaron que la gente deja de leer por aburrimiento, por ocupaciones o por distracciones a causa de los dispositivos electrónicos.

Sin embargo, ellos reconocieron que algunos libros han sabido engancharlos hasta el final. Hablamos de que sucede tal como con sus series o películas favoritas. Ojalá que la semilla de la lectura siga presente en esta edad.

Tengo la sospecha de que puede ser así: cada vez que paso por las librerías, veo a más niños con sus padres (por cierto en Torreón una librería que frecuento fue de los primeros espacios en dejar entrar a los niños en pandemia).

Por supuesto, es muy importante que ellos vean leer a sus padres. No se puede avanzar sin tener ese ejemplo. Y que no se pierda la costumbre de leer cuentos a los más pequeños antes de dormir, eso es un excelente comienzo. ¿No creen?

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