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TAMBIÉN ESTÁ BIEN NO ESTAR BIEN
Por Liz Kanno
Hay días en los que no te sientes en tu mejor animo, quizás sientas dolores o malestares físicos, tal vez no tienes energía para activarte, o quizás sientas las emociones descontroladas, la mente confusa… y también esta bien no estar bien o no sentirse bien.
La incomodidad, el dolor, el malestar, las sensaciones desagradables, son indicadores de nuestro cuerpo y nuestra mente para prestar atención al momento presente. Sentirnos “mal” es un efecto de algún desorden interno, hemos perdido el equilibrio en nuestro cuerpo, en nuestras emociones y también en nuestra mente. Estar mal es el resultado de una acción anterior, es una expresión de algo vivido, algo decidido, algo ejecutado.
Nuestro cuerpo siempre está en constante comunicación con nosotros, y ese malestar tiene también un propósito, no es casualidad ni un error de la biología, es una respuesta ante una situación que nosotros percibimos como un problema, y la mayoría de las veces tiene más que ver con la interpretación que nuestra mente le da a una situación y que esa interpretación también dispara emociones y sentimientos que se reflejan en cómo nos sentimos. El cuerpo solamente expresa nuestra forma de ver y estar en el mundo.
Sentirnos mal quizás cubre una necesidad de descanso, de parar un momento para observar algo que hemos pasado desapercibido en nuestro entorno, en nuestras relaciones, en nuestra vida cotidiana, y que gracias a estos malestares físicos y emocionales podemos tomarnos un tiempo para mirar de nuevo aquellos temas que hemos dejado de lado sin resolver, temas que hemos pospuesto creyendo que no eran tan importantes, pero nuestro cuerpo y emociones nos recuerdan que aún son asuntos pendientes.
Obviamente lo deseable es sentirse bien la mayoría del tiempo, pero la realidad es que cada día tiene sus retos muy particulares para cada persona, y estar mal, o mejor dicho, sentirse mal física, emocional y mentalmente (relación inseparable mente-cuerpo), también es parte de nuestros procesos de cambio, de adaptación y de crecimiento, es parte de la toma de decisiones y nuevas acciones.
Estar mal o sentirnos mal nos recuerda que muchas veces crecer duele, cambiar duele, avanzar duele, soltar duele… y ese dolor es temporal si nos hacemos responsables de nuestras emociones, pensamientos y acciones, comprendiendo que el bienestar es un compromiso personal de elegir lo más adecuado y funcional para cada uno, sobre todo aquello que nos haga sentir paz.
SIEMPRE ESTÁ BIEN SENTIR LO QUE SIENTO.
Liz Kanno
Especialista en bienestar integral.