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¡Déjate ir!
Por Ale Aguilar
¿Alguna vez has sentido que necesitas ser más aventado? A mí me ha pasado. He tenido esas ganas de hacer cosas distintas, nuevos proyectos, probar un deporte extremo. Y aunque algunas veces lo he hecho, muchas otras me detengo.
Tal vez a ti te pasa igual. Conviviendo con un grupo de amigos -y como en algunas reuniones sucede- alguien dijo una frase que se quedó no sólo para ese rato, sino para la posteridad: “Déjate ir”. Y ese Déjate ir me retumbó, una y otra vez, en mi interior.
Y es que neta, admiro a quien sin pensar se avienta, fluye y se lanza en paracaídas, o de un bungee. Pero mi reflexión va más allá de los saltos físicos. Habemos personas para quienes no resulta nada fácil (dar el brinco), pero ahí vamos aprendiendo sobre el tema.
Implica confianza, en todo. Es como aventarte al vacío y creer que lo que suceda después de ese salto será lo correcto (Y siempre lo que sucede es lo correcto: es lo que es y (nos) toca vivir).
En fin, no sólo es decir la dichosa frase. Es “actuar” la dichosa frase en un acto de Fe y esperanza, porque lo único que tenemos es el ahora, y un “dejarte ir” nos coloca de inmediato en el futuro, con toda la incertidumbre que éste, por inexistente, contiene.
¡Pfff! Y es que puede (ser) que nos dejemos llevar por la rutina, por lo que consideramos que tenemos seguro, aunque contradictoriamente también he aprendido que no hay mentira más grande que la idea de creer que tenemos todo bajo nuestro control.
¿No crees que deberíamos aventarnos más y seguir a nuestro corazón? Con la conciencia de que todo acto que realizamos tendrá una consecuencia.
Habrá que permitirnos dar pasos hacia adelante: emprender proyectos, planear algún viaje, aprender un nuevo idioma, o pensar en actividades que nos apasionen. ¿Y si soltamos lo que pensamos que nos afianza? A ti… ¿Qué te detiene?
Las razones son tan variables como cabezas en el mundo. Las responsabilidades adquiridas, o nuestros hijos, o tal vez nos detiene lo que piensen los demás, o quizá sean ideas que se salen (demasiado) de lo acostumbrado en nuestro clan. Y da miedo, ¡claro que da miedo! Pero si hacemos (siempre) lo mismo obtendremos (siempre) lo mismo. Si queremos algo diferente, tendremos que accionar cosas distintas.
“Déjate ir” implica probar; tal vez caer, pero lanzarte. Y en ese lanzarte sentirte libre, capaz, revolucionado, y completamente lleno de amor, sintiendo que lo que haces es lo mejor que te puede suceder.
Así que “Déjate ir” y que sea lo que tenga que ser.