No todo tiene que ser consumir, avanzar rápido y descargar energías. Algunas veces, es bueno hacer un alto, respirar, descansar, reponerse y enseñarse a apreciar lo que con el día a día se pierde.

Porque hacer acto de presencia, es la manera más congruente, honesta y poderosa de fortalecernos y recordar que a pesar del caos que pueda existir en la vida, aún estamos vivos.

Pasan los días y ¿te has preguntado?, ¿cuándo fue la última vez que hiciste un alto para contemplar un atardecer?

La música comercial con un buen ritmo, ayuda a que el cuerpo se mueva y contagia de actitud positiva, aunque, no está de más darse la oportunidad de escuchar con atención las letras que surgen de las canciones o las grandes composiciones de los grandes músicos que han transcurrido lo largo de la historia.

La gran satisfacción que da ver crecer un árbol después de ser plantado, una flor abrirse después de ver el sol, el gusano comiendo de una de las hojas del tallo de esa misma flor. ¿Porqué no detenerse a ver crecer la vida?, ¿porqué no detenerse, (algunas veces) a apreciar que la naturaleza tiene su propio ciclo?

¿Porqué, si tenemos la misma fuerza para recargar nuestras frustraciones con los demás?, ¿porqué no usamos esa misma fuerza para cuidar, sanar, esperar? Para hacernos presentes.

Meditar es una manera de hacerte presente, rezar, expresarte, concentrarte en el aquí y en el ahora.

Porque, con el paso del tiempo, a veces, perdemos la manera de confiar en los demás, con las decepciones que generamos de nuestras propias expectativas, con el rencor que a veces vivimos y el miedo a seguir. Porque la pandemia hizo que cambiáramos un montón de hábitos y costumbres. Lo único que NO debemos olvidar es de VIVIR. Volver a dar un paso adelante, volver a confiar, tener la apertura de conocer algo nuevo. Eso es abrir la mente y el corazón y tal vez, tener esa apertura, es volver a la vida. Abrir nuestro corazon, eso es vivir.

Con cariño, Lorena