Encuentro a través del Yoga

Por: Leonor A. Gómez  Barreiro (Practicante de Yoga)

 

Mi querida amiga Ale me invitó a escribir en su blog Encuentro Con Ale Aguilar. Para mí fue algo sorpresivo, porque mi vida laboral se centra en la investigación social sobre los derechos humanos y la colaboración en medios de comunicación con temas de incidencia civil y políticas públicas. Es decir, me es muy difícil distanciarme de la realidad, a veces abrumadora y caótica, que nos rodea. Al igual que me resulta complicadísimo escribir en primera persona.

Sin embargo, me encantó la idea de poder compartir sobre otra faceta de mi vida que también disfruto mucho y que además me ha ayudado a superar momentos difíciles; practicar la disciplina del Yoga.

Ale me escribió en un mensaje vía Instagram. “Mi Leo, es usted muy aplicada. Me encantaría que compartieras en el blog algunas posturas para iniciar el día y para irte a descansar…la idea del blog es compartir lo que otros disfrutan hacer y que los demás podamos aprender…”.

El mensaje de Ale llegó porque todos los días, desde que inició la cuarentena por la pandemia de Covid-19 subo una foto con alguna asana (postura de Yoga), porque descubrí que dejar un registro de la actividad me motivaba a continuar y también me ayuda a reservar ese tiempo para mí,  como una forma de autocuidado. Al paso de algunas semanas, este especie de ritual para sobrellevar la situación fue cada día más placentero.

Entonces, por respeto a esta disciplina milenaria partiré con la siguiente advertencia: no soy maestra de Yoga, creo que seré una eterna aprendiz de esta práctica y de todo lo que me rodea,  desde las actividades más simples hasta las más complejas.

 

Estoy muy lejos del estereotipo de la chica delgada que se dobla toda y además mantiene una cara de “nada me perturba”. Cuando realizo la parte física de la práctica de Yoga, generalmente algo de mi cuerpo duele o arde, tengo que hacer ejercicios de calentamiento de lo contrario no alcanzó las posiciones y mi respiración está en trabajo de constante.

 

Así que para cumplir con la petición de Ale, les compartiré algunas sugerencias que me han sido útiles para mi práctica diaria en tiempos de pandemia.

  1. Buscar maestros(as)

Muchos personas han decidido impartir clases de forma gratuita vía Facebook Live. Les recomiendo dos páginas que he seguido: Sergio Dávila Yoga y Summits Eventos.

Con Sergio encontrarán meditación de lunes a viernes a las 6:00 a.m.; clases para principiantes, lunes, miércoles y viernes a las 10:00 a.m.; y clases para intermedios y avanzados, los martes y jueves a las 6:00 p.m.

En su canal aprenderán a mayor profundidad el sentido de la práctica, técnicas de respiración, mudras (gesto sagrado del budismo y el hinduismo que se realiza con las manos) y la lógica del movimiento corporal. Quiero resaltar esto último,  porque es algo en lo que muy pocos maestros(as) de Yoga ponen cuidado. A mi cuerpo le ha sentado muy bien entender cómo puede entrar mejor a cada posición de forma fluida y sin hacer movimientos abruptos que en ocasiones pueden llegar a lastimarme.

En Summits Eventos,  Magali de la Cueva impartió unas clases de yoga y ejercicios funcionales que quedaron grabados en la página. Si lo que buscan es que el corazón se acelere y se mueva toda esa energía almacenada, con ella alcanzarán ese objetivo. Desde mi experiencia mi condición física ha mejorado gracias a su guía. También será de ayuda si desean cuidar el peso.

2. Hacer bola

Intenten programar con amigos o familiares algunas prácticas por videollamada. Les aseguro que será grato saludarlos al descubrir que pueden interactuar de otras formas con sus seres queridos y alejarse un poco del asunto sanitario.

3. Fijar horarios

Es importante para cualquier hábito determinar un horario. Por ejemplo, sin pensarlo mucho, en casa hemos asignado un horario para hacer ejercicio. Por lo general, la práctica de Yoga se recomienda por la mañana con una meditación de 10 minutos, porque ayuda a despertar el cuerpo y nos dispone a enfrentar mejor el día. Sin embargo, algunas personas les sienta bien hacer ejercicio por la tarde o es el único horario que tienen libre. Sea cual sea su disponibilidad, lo importante es establecer una rutina.

4. Procurar el ambiente

Prender una velita o un incienso ayuda a la relajación y hace que la mente y el cuerpo se familiarice con la práctica de Yoga, generando una sensación agradable conectada a los cinco sentidos. También cuida la limpieza del espacio, piso, tapete, etcétera.

5. Tomar un baño 

En lo personal me gusta echarme un regaderazo después de la práctica. Pero en ocasiones lo hago antes. Los beneficios de la relajación se perciben de forma diferente en un cuerpo fresco. Pueden intentar ambas formas y descubrir qué es lo mejor para cada uno.

 6. Ropa cómoda

Sé que están de moda los leggins –mis preferidos son los de algodón-, pero habrá gente que no le gustan porque suelen ser demasiados ajustados. Les recomiendo usar prendas cómodas y frescas para que la ropa no impida un estado de relajación.

7. Cultivar la paciencia

Cuando comencé a hacer Yoga solía frustrarme mucho porque no alcanzaba ciertas asanas, pero con el tiempo fui entendiendo que el cuerpo es la memoria de nuestras emociones, por lo tanto, cada quién tiene un avance distinto. Es importante trabajar en el equilibrio. Hay que evitar la autocomplacencia, pero también no violentar nuestro cuerpo.

8. No es magia

Solemos pensar que el Yoga es algo que nos va a cambiar de la noche a la mañana, como por “arte de magia”. Se trata de un trabajo continuo, metódico y disciplinado que va revelando cambios sutiles.

Espero haber cumplido con el objetivo: compartir lo que me gusta hacer y también contribuir en algo a su nuevo aprendizaje.

Ojalá se animen a intentarlo y encontrarse a través del Yoga. Les puedo asegurar que se van a sentir muy bien dedicando un momento del día a esta completísima disciplina.