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Bioneuroemoción
CRECER DUELE
Por: Liz Kanno
Especialista en salud y bienestar emocional
Una de las frases más célebres de Carl Gustav Jung, famoso médico psiquiatra y psicólogo es: “No es posible despertar a la consciencia sin dolor. La gente es capaz de hacer cualquier cosa, por absurda que sea, para evitar enfrentarse a su propia alma. Nadie se ilumina imaginando figuras de luz, sino por hacer consciente la oscuridad.”
Y como dice la filosofía oriental, el dolor es un vehículo de conciencia, gracias al dolor podemos darnos cuenta de que algo nos lastima, nos molesta, nos daña. Así como en la biología, nuestro cuerpo utiliza el dolor para alertarnos de una situación que necesita ser atendida, el dolor es una alarma de que algo en nuestro cuerpo perdió el equilibrio en algún órgano, hay un daño interno, tal vez una inflamación, o un cuerpo extraño, o un aumento o disminución de alguna función… hay infinidad de situaciones que se manifiestan dentro de nuestro cuerpo y que gracias al dolor podemos atenderlas para recobrar de nuevo el equilibrio.
A veces no duele el cuerpo precisamente por alguna situación biológica, sino por algún evento en nuestra vida que nos causa malestar, que nos preocupa, que nos entristece, que nos despierta coraje o miedo, y literal, nos “duele” esa situación, nos “duele” la conducta de alguna persona que sus acciones no corresponden a lo que esperábamos amos de ellas.
Ese dolor emocional también nos ayuda a despertar, nos muestra lo que quizás no habíamos querido ver, ese dolor nos indica lo que tal vez justificamos y dejamos pasar por mucho tiempo, hasta que llega un límite y entonces, gracias a ese dolor podemos movernos y tomar una decisión. El dolor emocional, como el físico, nos muestra lo que necesita ser atendido, limpiado, liberado. El dolor nos señala que en ocasiones nos olvidamos de cuidarnos, de protegernos, de nutrir nuestra mente y espíritu. El dolor es una consecuencia tal vez de los excesos que inconscientemente tenemos en nuestra vida, duele cuando perdemos nuestro propio equilibrio, cuando nos preocupamos en lugar de ocuparnos, duele cuando no nos damos los cuidados que necesitamos, desde lo más básico como alimento saludable, mantenernos hidratados, el descanso, hasta otros cuidados emocionales y espirituales como el amor propio, reconocimiento, respeto, motivación, compromiso, aceptación, perdón, paciencia, y todo lo que necesitemos para sanar ese dolor que nos invita a tomar responsabilidad por nuestra vida y así crecer y madurar.
SIEMPRE ESTÁ BIEN SENTIR LO QUE SIENTO