In Crescendo

EL SILENCIO DE ENEIDA
o la dicha de volver a escuchar la música
por Prometeo Murillo

Septiembre, lo sabemos, es el mes de la Patria. La cultura mexicana nos enorgullece y nuestras almas se hinchan de fervor patrio. Tan dotada de simbolismo, los mexicanos gozamos de una identidad llena de colores, olores, sabores, formas y por supuesto, sonidos propios. La música mexicana, como su gastronomía, o su cinematografía, se abre las puertas de cualquier escenario a nivel mundial.

Fue por todo eso que la Filarmónica del Desierto propuso un concierto de Gran gala mexicana, como elemento central de las actividades de la campaña #EscuchemosJuntosPorSaltillo, programa que el DIF Municipal desplegó para atender las necesidades de niños que padecen de Microtia-Atresia, la cual impide el desarrollo del oído, la oreja y sus funciones.

La gala de esa noche, 27 de septiembre, fue de esas “noches perfectas”, en que todo se presta para brillar. La luminosa voz de los cantantes César Delgado y Alejandra López (Si, ella, la Saltillense nominada a las Lunas de Plata del Auditorio Nacional), revistió el repertorio sinfónico de canciones populares que a cualquiera le mueven el tapete que está justo debajo del alma: Bésame Mucho, de Consuelo Velásquez; Júrame, de María Grever; Piensa en mí, de Agustín Lara; y otras del estilo; pero también, grandes obras de la música sinfónica contemporánea: Nereidas, de Amador Pérez Torres ¨Dimas¨; El poderoso Danzón No. 2, de Arturo Márquez; Mosaico Mexicano, de Arturo Rodríguez; y el que algunos reconocen ya como el segundo himno nacional: Huapango, de José Pablo Moncayo.

Más de mil corearon con César Delgado; Ale López y el director Natanel Espinoza; El Rey con una orquesta y entrada ya en ‘mega mariachi’ y con ello se cerró un círculo de esfuerzo conjunto que recibió, una muy mexicana respuesta del público, pues se reunieron los fondos necesarios para comprar siete de esos implantes y realizar las operaciones con los mejores médicos y recursos hospitalarios a los que se podían aspirar. Enhorabuena a todos.

La Odisea de Eneida
Eneida Rendón perdió el oído a la edad de 14, cuando era estudiante de piano. Esto le alejó de la música, uno de los pocos vínculos con que se relacionaba con el mundo ya que, además, es ciega. Inició entonces su lucha por salir de su cada vez más compleja situación en un andar que le tomó diez años; y que concluyó con la recuperación del oído a través de un implante coclear.

La Eneida, recordemos, es un poema épico universal -escrito en prosa- que habla de la búsqueda incansable del héroe Eneas y, en su inicio, el poeta Virgilio invoca a Calíope, la musa de la poesía quien lo ayudará a narrar la epopeya latina. Así, la poesía apareció también como un recurso mental dentro del peregrinar de Eneida Rendón -buscando fondos para su implante- y escribió un poema al que título El Silencio.

Eneida recuperó el oído y poco a poco, una vida más personal y productiva, actualmente se encuentra trabajando en su proyecto de titulación de la Licenciatura en Gestión Cultural de la Universidad de Guadalajara, y fue la invitada de honor al concierto de Gala Mexicana. Vino a apoyar a los niños que resultarían beneficiarios de esta noble colecta. Para ello, dio su testimonio, tocando al piano el Canon en re mayor de Johann Pachelbel acompañada de la Filarmónica y, recitando el poema de su inspiración. En su tropezada voz puede escucharse una mezcla de emoción, suficiencia y coraje, la voz de alguien que salió de un mundo de tinieblas y quiere rescatar a los que sabe que se encuentran ahí.

Yo amo el silencio
pues me llena de paz,
pero hay momentos
en que quiero escuchar.

Yo amo el silencio
y la vibración,
pues las notas suenan
en mi corazón.

Quiero hablar mejor
y hacerme entender
sin forzar la voz
como lo hacía ayer.

Con mucha paciencia,
con ánimo y Fe,
llevo en mi conciencia
que ¡lo lograré!

Extracto de En Silencio; de Eneida G. Rendón, 2007