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¡VIVE, NO JUZGUES!
Por: Ale Aguilar
Cosas que pensamos, etiquetas que ponemos, adjetivos que califican. TODOS lo hemos hecho. Historias de personas que nos son cercanas, pero también de aquellas que ni conocemos, se llaman JUICIOS.
¿A poco no te ha pasado que tan sólo con ver una escena ya hiciste toda una historia de cómo o porqué sucedió? Sin embargo, la verdad es que tendríamos que ser el protagonista para poder saber a ciencia cierta lo ocurrido.
Sobre los juicios va mi reflexión de este día. Aunque a decir verdad tengo tiempo ya (años) pensando en cómo podemos ayudar o destruir al decir algo sobre alguna persona sin haber experimentado lo que esa persona vivió, o vive.
Nos sentimos capacitados para hablar, para opinar y la mayoría de las veces ni siquiera nos detenemos a pensar lo que expresamos. Cierto es que al ver podemos imaginar, o intuir, pero si no somos parte ¿para qué opinamos? ¿Cuánto tiempo de nuestra vida lo destinamos a poner la vista y atención en el otro, antes de hacerlo con nosotros mismos? “Nos enfocamos en nosotros, hablamos de nosotros, no de los demás” es algo que con frecuencia les digo a mis hijas cuando una me va a platicar un suceso de la otra, lo que coloquialmente decimos “me va contar un chisme”.
¿No deberíamos estar atentos a nuestra persona? Cómo me siento conmigo y con quienes me rodean debería ser una reflexión de cada día para medirnos a nosotros. Y si eso resulta complicado por el tiempo y las ocupaciones, pensemos porqué entonces con tanta facilidad podemos emitir juicios sobre otros.
Quienes me conocen saben que parte de mi filosofía de vida es creer que “como es adentro es afuera”, y con esa creencia para mí es sencillo pensar que TODO lo que digo del otro, es mío. Pero no siempre ha sido así, hubieron años en que pensaba que eso era imposible, el otro es el otro, y cómo podría ser que lo que veo en él esté en mí… luego con los años y algunas terapias y cursos que, no es que se me hayan atravesado, sino que decidí tomar, aprendí que efectivamente soy responsable de lo que digo, por el simple hecho de que lo que expreso está dentro de mi historia. ¿Has escuchado eso de que si te choca te checa? Pues sí, los juicios buenos, pero también los juicios erróneos, “los malos”
Antes de hacer una historia verdadera en nuestra mente, deberíamos pensar que cada persona tiene un contexto, historia, hormonas, padres, familia, educación, religión, valores, estatura, peso, complexión y todo lo que se te ocurra “distinto y propio”.
Ahora estoy convencida que para vivir la tan anhelada paz y ser felices, no hay como respetarme y respetar al otro, viéndole vacío de etiquetas y juicios y comprendiendo que cada persona vive como mejor puede hacerlo.
Hoy te invito a dejar de ponerle aderezo a las historias ajenas, (incluso a la tuya) y sólo te dediques a ponerle amor, que para el caso sería como barrer de tu mente todas aquellas ideas que te quitan la paz, que no dicen nada bueno, que estorban, que ponen barreras y sobre todo que pudieran causar un daño. Hoy me vacío de JUICIOS y me dedico a ¡DISFRUTAR!