¡Que viva el AMOR! que da y recibe.

Por: Ale Aguilar

Claro que soy una enamorada de la vida y también del amor, tanto así, que creo que debería festejarse todos los días, y no reducirlo a regalitos y corazones el 14 de febrero. Sin embargo me dejo llevar con la celebración y hoy decidí compartirles algo que he venido reflexionando desde hace unos días.
Quienes me conocen saben que creo que el AMOR es un estado natural del ser humano que nos libera de juicios, que es tan extenso que se sale incluso del mundo que conocemos, que pertenece a todos y todo y que va más allá de lo que creemos sentir por alguien o algo. Es ese estado sin límite, ni condiciones, en el que estamos en completa armonía.
Pero hoy sí toca mis fibras ese sentimiento generado hacia la otra persona que nos acompaña en el camino. En el presente. El amor de nuestra vida, que es la persona que está con nosotros en este momento. No importa si ha estado 1 mes, 5 años, o muchos más, no hay tiempos para que un amor cuente, todas y cada una de las parejas que han llegado a nuestra vida han dejado un aprendizaje en ella.
Qué hermosa sensación esa de sentirte correspondido, de dar y recibir. De coquetear y conquistar; de estar al lado de esa persona que por momentos logra que nuestro ser sienta como un torbellino que fluye desde el interior. Poder sentir esa libertad de estar, de movernos, de decir lo que pensamos, de quejarnos, de llorar o gritar de alegría. Poder ser nosotros mismos en libertad frente al otro y de aceptar los otros momentos en que nos sentimos a disgusto, poder enojarnos con la misma libertad y expresar todo lo que nos incomoda. ¿Qué pareja vive sólo de sonrisas? Nos mentiríamos si nuestra vida se limitara a tener una sola emoción. Vivir incluye caerse y levantarse, y un manojo de emociones, sensaciones y sentimientos que no muchas veces embonan con lo que el otro vive. Es ahí precisamente donde siento está el crecimiento en una pareja. Saber que somos individuos que han decidido ir juntos, que como persona tendrá cada uno su forma de percibir el mundo, sus propias crisis, sus alegrías y descontentos y que no tienen que ser iguales a las del otro ni vivirse las de ambos al mismo tiempo. Estar en pareja nada tiene que ver con ser uno mismo, sino con ir hacia el mismo objetivo siendo cada quien como es, respetando los espacios, el esparcimiento, el crecimiento individual que invitará al otro a subir de escalón.

Vivir el AMOR con libertad incluye ir de la mano compartiendo retos y triunfos, cansancio, amigos, lágrimas, un techo y tal vez hasta hijos y respetar los gustos del otro, sus espacios y vínculos afectivos, y viceversa. Incluye escucharse, interesarse, abrazarse, acompañarse, tener citas especiales, apoyarse, felicitarse, hablarse, entretenerse, besarse.

Sí, el AMOR es incondicional, inicia primero conmigo y es básico para estar bien en una relación; pero en ti está elegir, y si ya estás en una, recuerda que es maravilloso dar, así como maravilloso recibir y ser correspondido.

¡Que viva el AMOR!